La inspiración se puso sibarita
y santa rita rica, lo que se da no se quita,
me imagino, que a otro se regalaría,
y a mí me dejó solo, sin la magia de su varita,
clamo, a los cuatro vientos,
que porfavor me eche otro polvo
para que la imaginación me lleve
mecido como una hoja, a otro sitio más cómodo.
A morir al menos, en otro otoño,
soy de hoja caduca, ya lo sabes, ¡qué coño!
sábado, 21 de marzo de 2009
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