jueves, 24 de marzo de 2011

¿El ocaso acaso nos hace caso?
Tu ósculo pendula entre óculo y óvulo,

Vapuleas mi intelecto como si fuera una coctelera sesuda y te paseas por la cabeza
Con botas y falda, miles de primaveras de rostros antiguos pasean junto a tu belleza

Y tus manos curanderas acarician suaves dientes de un piano inexistente
Y su melodía es un aunque un pero un y si…

Llueven alegrías en un mundo gris y venteado como el primer respiro de la habitación de un enfermo,

Y tocas y me tocas aunque estés a más de mil kilómetros de distancia

Tus cabellos son la escoba con al que me quito el polvo de una muerte prematura

Tus palabras, humo de cigarro que se dispersan y envuelven todo, como miles de fantasmas mirándote en corro,

No me da miedo, no, mis nervios se perdieron por el desagüe de las desilusiones y ahora tus piernas son mis piernas, no tenemos dinero en los bolsillos, no creo que tan siquiera existan bolsillos,

¿El ocaso acaso nos hace caso?
Tu ósculo pendula entre óculo y óvulo,

Y las líneas sin sentido remasterizan la banda sonora de un redoble de campanas, empezó la lucha, la atracción de los opuestos…

Miro al cielo, tu cielo, mi cielo, el mismo cielo que con celo guardamos para hacer la fotosíntesis, que nos acerca más y nos hace parte de un todo que soy yo+ tú+ aquél o aquella, que nos regala triunfos y derrotas, que llena páginas con tinta hablando por nuestras manos, los ángeles son taquígrafos mal cualificados que no tienen ni puta idea de sentimientos,

El tiempo no existe pero se dilata cómo éter entre las partículas de nuestros cuerpos, así mismo vives tú en mí, más viva que nunca, más guapa que siempre, más, más y más de lo que eres nunca , todo porque no te puedes ver a través de mis ojos,

¿El ocaso acaso nos hace caso?
Tu ósculo pendula entre óculo y óvulo,